Después del miedo, renací

11 marzo 2019

A muchos kilómetros de su natal Medellín, la ingeniera de diseño Ana María Duque descubrió el origen de lo que años después sería un emprendimiento destacado e innovador en el ecosistema empresarial del país. Era el año 2017 cuando encontró, caminando por las calles de Auckland, en Nueva Zelanda, lo que para ella fue y sigue siendo un pequeño paraíso. No fueron las aguas cristalinas, ni las playas ni los paisajes de este lejano país lo que la pusieron a soñar despierta: fue una hermosa tienda de decoración, diseño y accesorios la que le robó el aliento ante el encanto de miles de ideas que se quedaron para siempre plasmadas en su mente y en su corazón.

Años antes, el ejemplo de su padre emprendedor le hizo entender que ese también sería su destino. Esto lo ratificó después de terminar su práctica universitaria, donde se dio cuenta que por su personalidad líder, inquieta y creativa no podría quedarse por mucho tiempo en la rutina de una oficina. Así, y después de volver de aquel viaje que le cambió la forma de ver el mundo, Ana María tomó una hoja en blanco y empezó a escribir lo que quería para su propia vida. Rayando, escribiendo, dibujando y borrando, días después se dio cuenta que ya no solo eran un par de hojas sino una agenda completa la que la acompañaba día y noche, y así, gracias a esa libreta llena de sueños y metas y al recuerdo de aquellos diseños que la cautivaron en ese viaje donde pudo descubrirse a sí misma, nació Papelí, una empresa de papelería y diseño que le llena el alma y la ayuda a ser lo que siempre soñó.

“Emprender no fue fácil. Aunque el lado creativo siempre ha estado conmigo desde niña, al principio no sabía que iba a crear mi propia marca. No sabía cómo arrancar, quería emprender, pero no sabía cómo, no tenía experiencia ni sabía a quién dirigirme. Todos mis compañeros de la universidad ya sabían en qué empresa trabajar después de graduarse, pero yo no quería lo mismo. Era una gran frustración. Me sentía súper perdida”.

Pero su idea de negocio no se materializó de inmediato. Tuvo que pasar un año después de volver del exterior para que Ana María descubriera que no sólo debía empezar a crear, sino que algo dentro de sí misma debía cambiar para ser una emprendedora exitosa y disciplinada.

“Cuando emprendemos tenemos que hacernos cargo de nuestra propia vida. Supe que tenía que crear hábitos nuevos, administrar mejor mi tiempo, organizarme, ser la dueña de mí misma. Empecé a leer y a estudiar, y me di cuenta de que quería que otras personas descubrieran sus pasiones de la misma forma en que yo había entendido mi propio camino”.

Entonces, esta joven emprendedora empezó a diseñar, a imaginar su marca, a crear una propuesta de valor que la destacara en el mercado gráfico de la ciudad. Definió su público y lo que quería comunicar con su negocio. Papelí era ya una realidad que crecía a pequeños pasos, pero con un camino trazado y concreto. Las personas empezaron a comprar sus agendas llenas de magia, color e inspiración, y así empezaron a llegar nuevas ideas. Ana comenzó a escuchar a su audiencia, que le pedía diseños aún más personalizados, y así, a la par de las agendas, llegaron los cuadernos, los blocks de notas, los calendarios, los álbumes de fotos y otros novedosos productos que hicieron de Papelí una empresa reconocida en la ciudad y en diferentes partes del mundo.

La empresa seguía creciendo. En Instagram, su principal canal de ventas, miles de personas se enamoraban de sus diseños llenos de detalles y frases motivadoras. Es así como Papelí llegó primero a algunos almacenes de la capital del país, y luego a puntos de venta en Cali y Barranquilla. Meses después, la empresa cruzó fronteras y llegó hasta Perú. Más y más personas se interesaron en su originalidad y versatilidad: ahora no quieren productos individuales, sino kits completos de cuadernos, calendarios y hasta tazas para café con la marca. Las empresas comenzaron a delegar a Papelí la responsabilidad de personalizar sus propias agendas y demás implementos de papelería corporativa. Y también, Papelí empezó a concretar alianzas estratégicas con algunos clientes claves para su negocio.

Todo iba bien, hasta que en marzo de 2020 una noticia sacudió al mundo para transformarlo por completo: el Covid-19 detuvo al planeta entero y marcó una huella profunda de incertidumbre.

“Empezó la pandemia y Papelí paró por completo, pues la empresa soy yo y en ese momento estaba asustaba y sorprendida con todo lo que estaba pasando. No quería ni siquiera entrar a las redes sociales a ver todas estas noticias tan abrumadoras. Los almacenes donde se venden mis productos cerraron por completo, y también las litografías de las que dependo para producirlos. Entonces me tomé un mes clave para la línea de la nueva colección de la marca, que fue inspirada en ese renacer que todos estábamos viviendo. Como yo, muchas personas también quisieron replantear sus hábitos, organizarse de nuevo, escribir nuevos propósitos. Entonces muchos más se interesaron por mis productos y por eso mis ventas online crecieron durante esos meses. Después de mucho miedo y zozobra, renació Papelí”.

A partir de ese momento, la empresa creció y así entraron más personas a apoyar la labor de Ana María en lo estratégico y operativo. Y en medio de este nuevo impulso, le llegó, en abril de 2021, la convocatoria de Emprender Mujer, un proyecto innovador en el que Grupo Argos, Proantioquia, Impact Hub, Bancolombia, la Fundación Siemens y Comfama se unieron para fortalecer los emprendimientos encabezados por las mujeres por medio del aprendizaje y el conocimiento mutuo de diversos saberes afines al crecimiento administrativo, financiero y tecnológico de sus negocios. De 253 proyectos postulados, Papelí fue uno de los 50 emprendimientos escogidos, y así, Ana María se unió a un grupo de mujeres para recibir mentorías y charlas impartidas por otras mujeres destacadas en el mundo empresarial. Además, el programa le aportará algunos beneficios económicos para su empresa.

“Emprender tiende a ser un camino un poco solitario (al menos así ha sido en mi caso) y con Emprender Mujer me he sentido acompañada y respaldada, no solo por las clases y mentorías, sino por la comunidad de emprendedoras que hemos creado, y eso sin duda ha sido lo más valioso para mí”, comenta Ana María sobre el programa del que hace parte. “He tenido importantes aprendizajes para mi emprendimiento, como la importancia de tener clara una propuesta de valor a la hora de emprender, reestructurar mi modelo de negocio y mi estrategia de marca y poder aprender de las experiencias de otras emprendedoras”.

Para Ana María, lo más novedoso del programa son las mentorías que realiza mensualmente, pues con dichas charlas ha podido aclarar conceptos, resolver dudas de los talleres y definir objetivos y acciones claras para su emprendimiento “Gracias a esto ya empiezo a obtener resultados positivos en mi empresa. Aunque el programa lleva poco tiempo, he empezado a tomar decisiones diferentes gracias al conocimiento adquirido. Mis metas y objetivos mensuales están más claros y estoy trabajando acorde a estos”.

Por último, Ana María aclara el activo más valioso que su negocio podrá obtener gracias al apoyo de Emprender Mujer: “Hacer parte de una comunidad de mujeres emprendedoras me permitirá crear nuevos lazos comerciales y alianzas con otras marcas, y además intercambiar muchísimo conocimiento y experiencias. Podré además aprender mejor de cada una de las áreas de mi empresa para así poder hacer los ajustes necesarios que me impulsen a crecer”.

Con este nuevo logro para su emprendimiento, Ana María es enfática en decir que cualquier proyecto nacido desde el amor se puede materializar “Para emprender se necesita dejarse guiar por la intuición. Cuando hacemos lo que nos apasiona en la vida, nunca nos va a ir mal. Además, si crees que tu proyecto puede aportar al desarrollo de la sociedad, vale la pena intentarlo. No hay que escuchar los miedos ni dejarse llevar por lo que digan los demás. Todo lo que uno quiere alcanzar desde el corazón se puede lograr”.